Después de unos 20 minutos delante de un folio en blanco,
varios discos de música para ver si me venía a ver la inspiración y un cigarro
entre todo eso, aquí estoy.
“Déjate llevar, si el
alma te lleva, duele el corazón, cuando te lo dejas” (Fito y Fitipaldis)
Y a raíz de esa frase, aquí estoy, dejándome llevar, creo
que está canción de Fito es la que más hondo me llega, personalmente, cada
palabra de ella no podría estar mejor colocada.
Ya que esta canción es un tanto “ñoña” (para mi forma de
verlo, claro) voy a hablaros de ñoñerías y a poner un poco de corazón (o
intentarlo) en esta entrada, si, aunque no lo parezca, tengo corazón,
¿sorprendidos, eh?
El amor, ese gran desconocido (como la mujer) nah, fuera
bromas, que bonito es el amor, que pronto se gasta y que doloroso perderlo por
muy cerca que lo tengamos.
Para mí, una de las cosas principales de llegar a perderlo
es el miedo que se puede llegar a tener a enamorarse, todos tenemos una parte
de nosotros, por muy duros o reacios que seamos, todos, todos, todos, tenemos
una parte que quiere enamorarse, poder sonreír con esa persona, saber que la
tienes ahí para todo lo necesario y que nunca te va a fallar, pero, ¿si el amor
da tantas cosas buenas, por qué tenemos miedo a enamorarnos?
Tal vez, el hecho de ser demasiado jóvenes en algunos casos,
en otros simplemente porque aburre la monotonía, ¿vergüenza a conocer a los
suegros?, o a no tener ganas de depender de alguien para ciertas cosas que te
apetezca hacer, o que lleguen a prohibirte ver a tus amigos, estamos locos, a
los amigos sí que no se les puede dejar escapar, pero ese es otro tema.
Continuemos a lo nuestro.
También es lo típico eso de “ir de flor en flor” pero eso,
amigos, termina mal en la mayoría de los casos, y lo peor de eso, es
encariñarte con alguien de verdad y que esa persona te largue porque solo
quería un polvo, hombre, si es eso lo que queréis no seré yo quien os prohíba hacerlo,
claramente.
El amor es una ecuación sin resolver, que nunca nadie
resolverá y cada persona lo puede llegar a entender a su manera, simplemente,
para no fallar hay que dejarse conocer, abrir el pecho y disfrutar el tiempo que
sea, un mes, seis, doce o el resto de tu vida, quien sabe lo que puede suceder
con “mira a esta me la estoy tirando ahora mismo” pues esa chica a la que
acabas de insinuar como objeto sexual puede ser la madre de tus hijos, o puede que te enconñes y te mande a tomar por culo, y eso no mola un pelo.
Muchas veces, el amor se pierde por creer que lo tenemos
pero no le hacemos ni puto caso y luego llegan las hostias. El amor no es San Valentín,
navidad, cumples y aniversario, el amor es, hoy es martes y me apetecía
comprarte una rosa roja y dejártela en la puerta para que cuando salgas la veas
y sonrías porque sí durante todo el día.
Y claro, si no le haces caso al amor, un día te ves que lo
que más has querido en tu vida se va por la puerta de atrás y eso, te
reconcomerá por dentro durante mucho tiempo, o con suerte hasta que tengas esa
segunda oportunidad tan preciada para algunos.
Me di cuenta tarde,
que te perdí, por pensar que te tenía. (Fito y Fitipaldis).
Pero no, el amor no tiene por qué ser tan “ñoño” como
dijimos antes, ¿quién no quiere estar cerca de su media mitad, abrazarla, y
mirar al escenario como Robe te deleita con “si te vas”? Solo de pensarlo se me
ponen los pelos de punta, el rock enamora a mucha más gente que ese tal Cupido.
Conclusión de un chico cualquiera: Si quieres amor, búscalo,
no esperes y cuando lo consigas, que el fuego (¿qué típico lo de la llama del
amor eh? Jaja) no se apague nunca si te gusta lo que sientes y si no va bien,
pues ya se sabe, prueba suerte la próxima vez.
Nos vemos, donde todo empieza.